miércoles, 18 de junio de 2025

CRÍTICA: LA FRAGILIDAD DE LAS CASAS

La fragilidad de las casas es una de esas sorpresas que nos regala el teatro independiente. Es la primera vez que veíamos una obra escrita por Victoria Almeida y quedamos fascinados con esta faceta suya que hasta ahora no conocíamos. Con sensibilidad, profundidad y mucho humor, Almeida construye una historia íntima y a la vez universal.

La obra gira en torno a Cassandra, una mujer común y corriente, que desde su infancia busca encontrar su lugar en el mundo. A través de las distintas casas en las que vive —desde la de su niñez hasta la adultez— vamos descubriendo sus miedos, sus vínculos, sus amores y sobre todo, su fragilidad emocional. Esas casas funcionan como excusa para hablar de lo verdaderamente importante: la necesidad de ser querida. 

Uno de los momentos más potentes del texto es cuando Cassandra confiesa: “tengo tantas ganas de ser querida, que me equivoco”. Cada vez que lo dice, el impacto es enorme. Es imposible no empatizar con ella y con sus palabras. 

Las actuaciones son excelentes. Guadalupe Docampo, Julián Rodríguez Rona, Facundo Mejías e Irene Vivanco se entregan al ritmo vertiginoso de la puesta con total precisión. La obra combina texto, proyecciones, canciones y hasta acrobacias, en un torbellino que no se detiene hasta el final. Te hace reír, te conmueve y te deja pensando. 

Además, nos encantó conocer el nuevo Teatro Armenia, una sala muy linda que celebramos se haya sumado a la movida del teatro off. La distribución de la platea es muy cómoda y su personal super amable. 

La Fragilidad de las casas se presenta los sábados y domingos. Recomendamos que no se la pierdan. Es una propuesta distinta, honesta, desenfadada y muy bien lograda, que se destaca en la cartelera porteña actual. 

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