sábado, 18 de octubre de 2025

CRÍTICA: LA PILARCITA

La Pilarcita, escrita y dirigida por María Marull, vuelve a reafirmar por qué es una de las joyas del teatro argentino contemporáneo. Con once años en cartel, esta historia situada en el litoral argentino nos envuelve con su ternura, su humor y su mirada profunda sobre la fe popular. Basada en el mito correntino de una niña que murió trágicamente por cuidar a su muñeca de trapo, la obra logra conectar lo místico con lo humano de una manera única. 


El elenco —Agustina Cabo, Julia Catalá, Mercedes Moltedo y Julián Rodríguez Rona— es excelente. Cada uno aporta verdad, frescura y emoción en un tono coral donde todo fluye con naturalidad. Sus interpretaciones son tan humanas que el espectador se siente parte de ese universo rural y tan distante del caos de las grandes ciudades.

La dirección de María Marull es impecable: sensible, detallista, equilibrada entre lo poético, la comedia y lo popular. No hay nada librado al azar, y eso se percibe en cada gesto, cada diálogo y cada silencio.

La función a la que asistimos fue especial: sobre el saludo final, Marull contó que el elenco viajó recientemente a Corrientes para conocer a “La Pilarcita” y el fervor que despierta en los fieles. Fue un momento emotivo que sumó aún más valor a la experiencia. 

La Pilarcita es una obra entrañable, de esas que uno recomienda con entusiasmo sincero. La historia fusiona la fe y los vínculos, y explica perfectamente por qué sigue llenando salas después de más de una década.

Las funciones estables son los viernes en El Camarín de las Musas, y también hay presentaciones especiales en el Teatro Astros. No se la pierdan. 

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