CRÍTICA: DRUK

Que gusto es haber visto, y que haya llegado a la Argentina, "DRUK", la versión teatral de la película ganadora del Oscar "Another Round".

La historia nos presenta a cuatro amigos que rondan los 50 años, y son todos profesores de un mismo colegio. En una cena, uno de ellos les comenta la teoría de un psiquiatra que dice que los humanos nacemos con un 0.5% de déficit de alcohol y que, para impulsar la creatividad y vivir mejor, sería necesario ingerir esa cantidad cada día. A partir de esto, ellos mismos se proponen como objetos de prueba para ver los resultados que van teniendo y lo que van experimentando en su día a día al ingerir esa dosis de alcohol. Lo que empieza como una muestra de campo, se les empieza a ir de control, y deberán afrontar las consecuencias. 

El elenco está integrado por Osqui Guzmán, Carlos Portaluppi, Juan Gil Navarro y Pablo Echarri. Sus interpretaciones son fabulosas de principio a fin. Algo a destacar, porque nos encantó, es ver que cuando el alcohol va haciendo efecto en los personajes, ninguno de los actores cae en una sobreactuación, y el espectador realmente ve a unos amigos en estado de ebriedad. Todos se destacan y se ganan una ovación eterna en el saludo final. 

La puesta en escena es espectacular. La escenografía es moderna, dinámica y de mucha calidad. El formato de la obra es muy original, pero no vamos a anticipar nada para que cuando vayan a ver la obra se sorprendan como nos pasó a nosotros. La dirección de Javier Daulte es impecable; le puso un ritmo excelente que hace que no haya ni una fisura en todo el avance de la historia. 

DRUK es una comedia inteligente, que tiene un texto formidable y un giro dramático, pero que no hace que te vayas de la sala con bajón sino todo lo contrario, salimos con una sonrisa. Las funciones son de miércoles a domingo en el Metropolitan (Av. Corrientes 1343, CABA). No se la pierdan.