jueves, 13 de noviembre de 2025

CRÍTICA: MODELO VIVO MUERTO

Fuimos a ver Modelo vivo muerto, una genialidad del reconocido grupo Bla Bla, y todavía nos estamos riendo. La historia transcurre durante el examen de fin de curso de una academia de arte, donde un modelo vivo aparece misteriosamente sin vida. A partir de ese momento, el caos se desata y el personal de la institución inicia una investigación interna que se vuelve tan absurda como divertida. 


Con interrogatorios delirantes y situaciones desopilantes, la obra se convierte en una comedia brillante que mantiene un ritmo imparable de principio a fin. El elenco —Manu Fanego, Sebastián Furman, Carola Oyarbide, Pablo Fusco, Julián Lucero y Tincho Lups— está simplemente impecable. Cada uno aporta su propio sello humorístico y el resultado es una sinergia perfecta en escena.

La puesta es sencilla, pero no necesita más: el texto, el humor y las interpretaciones son el verdadero motor de esta gran propuesta.
 
Modelo vivo muerto es uno de esos éxitos silenciosos, que sin gran aparato publicitario logran llenar salas gracias al boca en boca; y no es casualidad: la obra es realmente buenísima. Con una única función semanal en Calle Corrientes, el espectáculo convoca a un promedio de 800 espectadores por función. Una cifra impresionante, y totalmente merecida.

Si quieren divertirse, olvidarse del mundo por un rato y salir del teatro con una sonrisa de oreja a oreja, vayan a ver Modelo vivo muerto. Una propuesta original, inteligente y desopilante, que confirma por qué Bla Bla es sinónimo de humor de calidad. Vayan a verlos. 

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