sábado, 9 de agosto de 2025

CRÍTICA: AL FIN Y AL CABO ES MI VIDA

Fuimos a ver "Al fin y al cabo es mi vida" de Brian Clark, una obra que ha conmovido al mundo entero y que ahora brilla en la cartelera porteña. El texto propone una reflexión profunda sobre uno de los dilemas médicos, éticos y humanos más complejos: el derecho a decidir sobre la propia vida.

La historia sigue a Clara, una reconocida escultora que, tras un accidente, queda cuadripléjica. Clara decide que no quiere seguir viviendo y solicita acceder a la eutanasia, pero su médico, fiel al deber de preservar la vida, se opone. A partir de allí se desarrolla un intenso conflicto legal, ético y moral que interpela al espectador de principio a fin.

La gran protagonista es Silvia Kutika, que entrega una interpretación magistral. No es novedad que es una actriz enorme, pero aquí es impactante lo que transmite solo con la voz y pequeños movimientos de cabeza: durante la hora y media que dura la obra permanece inmóvil. Un desafío altísimo que Kutika logra con una verdad y sensibilidad absolutas.

El elenco se completa con Fabio Aste, Mirta Wons, Fernando Cuéllar, Tania Marioni, Jorge Almada, Luis Porzio y Morena Pereyra, todos con interpretaciones que potencian la fuerza del texto. También destacamos la escenografía, que recrea con realismo la habitación de un hospital y las áreas médicas.

La producción general es de Adrián Lázare, a quien felicitamos y agradecemos por traer a la Argentina títulos que elevan la cartelera. 

Hacemos una mención especial a la impecable dirección de Mariano Dossena

"Al fin y al cabo es mi vida" es un drama conmovedor que habla del valor de la vida y de la dignidad humana. Es imposible no salir atravesado por un texto tan doloroso como real. Se presenta los miércoles en el Teatro Metropolitan, en plena Calle Corrientes. Recomendadísima. 

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