CRÍTICA: MAMMA MIA! (2025)

Luego de 13 años, volvimos a ver a Marisol Otero interpretando a Donna en Mamma Mia!, y no solo volvió a deslumbrarnos, sino que podemos decir, sin dudas, que es la reina indiscutida de este musical. 

Mamma Mia! es uno de los musicales más famosos y convocantes del mundo, y por suerte hace ya varias temporadas que lo disfrutamos en Argentina. No hay mucho más que agregar sobre este clásico hiperconocido: es una fiesta, es sinónimo de alegría, es imposible no cantar durante la función y el despliegue de talento sobre el escenario es impactante.

Marisol Otero nació para ser Donna. Qué placer es verla y volver a verla en ese rol. En esta nueva temporada, nos encantó la dupla de Flavia Pereda y Lula Rosenthal: precisas, talentosas y muy divertidas como las amigas inseparables. También nos deslumbró Guadalupe Devoto en el rol de Sophie, a quien vimos por primera vez en este personaje.

Entre los protagonistas masculinos, todos brillan: Mariano Taccagni, maravilloso como Sam; Carna Crivelli, que aporta el humor justo en cada escena; Pablo Silva, impecable como siempre; y Bruno Coccia, con una muy buena interpretación de Sky.

Más allá de que Mamma Mia! es una apuesta segura por la fuerza del material original, gran parte del éxito de esta versión argentina se debe al increíble equipo creativo, directivo y de prensa, integrado por Ricky Pashkus, Marcelo Kotliar, Gaspar Scabuzzo, Matías Ibarra, Vero Pecollo, Tommy Pashkus y Maxi Cardaci. La producción está en manos de Pardo Producciones.

Queremos destacar algo que nos encantó: que se hayan animado a montar este mega musical fuera del circuito de Calle Corrientes. En esta temporada porteña, las funciones se están llevando a cabo en el Auditorio Belgrano (Virrey Loreto 2348, CABA), con una convocatoria impresionante que llena la gran sala en cada función. Felicitaciones por este desafío y por el éxito logrado.

Si todavía no fueron a ver Mamma Mia!, apúrense, porque la temporada finaliza el 9 de agosto. Imperdible.