Fuimos a ver "Al fin y al cabo es mi vida" de Brian Clark, una obra que ha conmovido al mundo entero y que ahora brilla en la cartelera porteña. El texto propone una reflexión profunda sobre uno de los dilemas médicos, éticos y humanos más complejos: el derecho a decidir sobre la propia vida.
La historia sigue a Clara, una reconocida escultora que, tras un accidente, queda cuadripléjica. Clara decide que no quiere seguir viviendo y solicita acceder a la eutanasia, pero su médico, fiel al deber de preservar la vida, se opone. A partir de allí se desarrolla un intenso conflicto legal, ético y moral que interpela al espectador de principio a fin.
La gran protagonista es Silvia Kutika, que entrega una interpretación magistral. No es novedad que es una actriz enorme, pero aquí es impactante lo que transmite solo con la voz y pequeños movimientos de cabeza: durante la hora y media que dura la obra permanece inmóvil. Un desafío altísimo que Kutika logra con una verdad y sensibilidad absolutas.
El elenco se completa con Fabio Aste, Mirta Wons, Fernando Cuéllar, Tania Marioni, Jorge Almada, Luis Porzio y Morena Pereyra, todos con interpretaciones que potencian la fuerza del texto. También destacamos la escenografía, que recrea con realismo la habitación de un hospital y las áreas médicas.
La producción general es de Adrián Lázare, a quien felicitamos y agradecemos por traer a la Argentina títulos que elevan la cartelera.
Hacemos una mención especial a la impecable dirección de Mariano Dossena.
"Al fin y al cabo es mi vida" es un drama conmovedor que habla del valor de la vida y de la dignidad humana. Es imposible no salir atravesado por un texto tan doloroso como real. Se presenta los miércoles en el Teatro Metropolitan, en plena Calle Corrientes. Recomendadísima.


Que obra maravillosa, actuaciones espectaculares (sobre todo la protagonista Silvia Kutika) y el tema deja muchas reflexiones. Chapeau a todo el elenco
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